Con el inicio de la primavera llora la viña y enseguida llegan los primeros brotes. Es un momento mágico.
En el invierno la planta ha mantenido parado su ciclo vegetativo y fue entonces cuando se aprovechó para realizar las tareas propias de la poda. Con la llegada del buen tiempo y la subida de la temperatura, la planta comienza de nuevo su ritmo biológico . Es el momento en el que aparece la magia.
Es ahora cuando aparece ese fenómeno del que decimos que llora la viña. La savia vuelve a circular para ir llenando la planta de vida, y a falta de hojas, exuda por sus sarmientos mutilados. Son los primeros síntomas de que va a iniciarse otra vez el proceso de la vida. Aparecen los primeros brotes.
Estos pequeños brotes son los futuros sarmientos de los que nacerán los racimos de uva.
Pero no todos los sarmientos que nacen son óptimos para dar uvas de calidad para la elaboración del vino. Por eso nuestra próxima labor en el campo será la monda o poda en verde, para seleccionar los sarmientos adecuados.
Pero eso será nuestra siguiente entrega…. ahora a dejar crecer esos brotes y esperar que no haya heladas